lunes, 8 de septiembre de 2008
A lo lejos veo una sombra que se acerca desde aquel horizonte. Se acerca lentamente, con una sonrisa de dientes perfectos. Me da un abrazo grande con su corazón de terciopelo, entre al juego. Un juego absurdo, de niños. En el que uno es capaz de empeñarse demasiado hasta ganar. Pero aveces vale la pena pelear, para ganar. En este caso, es lindo pelear.
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